Dr. Juan R. Morales Jr.

Recibe su título de Doctor en Cirugía Dental de la Universidad de Georgetown, Washington, D.C. en 1952, y el grado de Especialista en Ortodoncia en el Presbyterian Hospital, de la Universidad de Columbia, New York, 1960. Al regresar a Panamá y establecer su práctica limitada a la ortodoncia, se convierte en el primer ortodoncista graduado en ejercicio en la República de Panamá.

Ocupa la Presidencia de la Asociación Odontológica Panameña entre 1961 y 1963, y preside la Comisión Organizadora de la Facultad de Odontología de la Universidad de Panamá entre 1962 y 1967. Destaca de este período, en adición a las tareas propias de la organización de la magna obra propuesta, la asistencia a 22 debates del Consejo General Universitario antes de que el sueño de una Facultad de Odontología pudiese verse cristalizado. Se convierte en el Director y Primer Decano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Panamá, posición que ocupa hasta 1972. Pasa a ser también, entre 1969 y 1972, miembro del Consejo Directivo de la Universidad de Panamá, a la sazón el máximo cuerpo de Gobierno de esa institución.

Desde 1967 hasta 1985 se mantiene como Profesor Titular y jefe del Departamento de Ortodoncia de la Facultad de Odontología de la Universidad de Panamá. Se reintegra a la docencia en la Facultad de Odontología a partir de 1995 hasta el año 2005, cuando se acoge a la merecida jubilación.

Representa a la Asociación Odontológica Panameña ante el Consejo Técnico de Salud entre los años 1961 y 1970. Entre 1983 y 1989 ocupa la Presidencia del Comité Nacional de Especialidades Odontológicas. Es electo Presidente de la Sociedad Panameña de Ortodoncistas para el período 1984-1985. Ha formado parte en varias ocasiones del Consejo Ejecutivo Nacional de la Asociación Odontológica Panameña. Se incorpora como integrante del Consejo Directivo de la Asociación Iberoamericana de Ortodoncistas.

Fue distinguido, en el año 1979, con el título de Doctor en Ciencias, Honoris Causa, por la universidad de Georgetown, en Washington, D.C.

Ha sido miembro de la Junta Directiva del Club Rotario de Panamá en doce períodos, y miembro de la Junta Directiva de las Aldeas Infantiles SOS entre los años 1985-1988. Fue también Vice-Presidente de la Asociación Nacional Contra el Cáncer y de la Fundación Obsequio de Vida; Presidente del Club Unión; Tesorero y Presidente de la Fundación Rotaria de Panamá, y Presidente del Club Rotario de Panamá.

Fue admitido como miembro del International College of Dentists. Pasa a ser miembro del Capítulo de Honor de la Asociación Odontológica Panameña en 1988, y recibió la distinción máxima de Miembro Honorario de la Asociación Dental Americana también en 1988. Recibió además el premio Caballero Club Unión en 1989, y fue reconocido como Rotario del Año para el período 1993-1994. Ha sido declarado Hijo Meritorio del Distrito de Panamá y otorgado La Llave de la Ciudad de Panamá en 1997 por el Concejo Municipal de Panamá.

Aficionado desde temprano a las carreras de caballos, funda y sirve como primer presidente de la Asociación de Propietarios de Pura Sangre de Carreras de Panamá (APPUCAPA), que sirve como catalizadora para emprender una serie de reformas en la actividad hípica nacional.

Desde 1995 hasta 2005 fungió como Director Ejecutivo de la Fundación Universidad de Panamá. Pocos son los que conocen que gracias a la gestión tesonera e incansable del Dr. Juan R. Morales Jr. lograron vencerse los obstáculos para que la República de Panamá lograse el acceso a la Internet en 1995 y se incorporase de esa manera Panamá la era de la informática globalizada.

Responsable de la formación de varias generaciones de odontólogos, y con una hoja de vida cargada de las miles de personas a quienes con su arte y ciencia les entregó los beneficios de una sonrisa agradable y saludable, presenta así el Dr. Juan R. Morales Jr. el ejemplo de un profesional completo: con una hoja de vida excepcional y polifacética, dedicada a hacer el bien; al progreso de la profesión que abrazó, y a pregonar con el ejemplo de una trayectoria íntegra que no hay mejor recompensa que la del deber cumplido ni mayor satisfacción que la de alcanzar metas propuestas mediante el trabajo abnegado y la constancia de propósitos.