La recomendación general para la primera visita al ortodoncista es de hacerlo cuando el paciente comienza a mudar los dientes de leche, o sea entre los seis y siete años de edad. A partir de esa edad, además de evaluar la secuencia, espacio y tiempo de erupción de los dientes permanentes, el ortodoncista tiene la oportunidad de llevar a cabo un análisis del desarrollo de los ejes de crecimiento facial, y determinar la presencia de influencias nocivas, ya sean genéticas o ambientales, para que el crecimiento de la cara se lleve a cabo dentro de una situación de armonÃa.
Durante esta evaluación, es posible determinar excesos o deficiencias en las dimensiones de crecimento transversal, vertical o antero-posterior (figura 1), y la presencia de hábitos como la respiración bucal u otras condiciones que lleven al desarrollo de una cara adenoidal (figura 3). En esta edad, dada la plasticidad del esqueleto en desarrollo, y la cantidad de crecimiento que todavÃa está por expresarse, el ortodoncista puede implementer terapias interceptivas y correctivas para lograr la mejor armonÃa facial posible, y evitar a largo plazo el tener incluso que invocar terapias agresivas de corrección quirúrgica de los huesos faciales (figura 2).